Todos hemos escuchado alguna vez sobre los duendes, unas criaturas que, a lo largo de la historia del ser humano, han formado parte de los cuentos y leyendas que se escuchan alrededor de todo el mundo. Se dice que, en algunos lugares, las madres usan a estos seres como una forma de asustar a los niños diciéndoles: “¡Si te sigues portando mal, los duendes te van a llevar!”. Estos personajes son bastante pequeños de estatura, de apenas medio metro de altura, se conocen como hombrecillos que visten de manera elegante y colorida, con grandes boinas sobre sus cabezas, aunque esta es sólo una de las tantas maneras en las que han sido descritos. Las personas que los han visto, dicen que caminan juntos por potreros, cafetales o caminos solitarios, no es de su interés si es de día o de noche; porque parece ser que sólo buscan vagabundear por donde quieran. Cuando los duendes visitan una casa, no son visibles ante los ojos de los humanos, ya que se vuelven invisibles. Sin embargo, hay personas que dicen sentir su presencia, ya que causan todo tipo de molestias: contaminan los alimentos, tiran objetos, desorganizan la casa, esconden pertenencias y juegan todo tipo de bromas pesadas.